Dejar atrás nuestras falencias y asumir el reto: Panamá frente al desafío OCDE




La Voz de APEDE 

En su reciente visita a Europa, el Canciller formalizó ante autoridades de la OCDE el interés de Panamá en iniciar su proceso de adhesión. Este paso marca el inicio de una decisión de Estado trascendental, con el potencial de elevar el nivel de vida de todos los panameños. Una decisión que exige ser evaluada con objetividad y asumida con responsabilidad colectiva, porque su éxito dependerá no solo del compromiso del Gobierno, sino también de la participación de todos los sectores de la sociedad panameña.

De hecho, uno de los principales aprendizajes que acompañan a la adhesión a la OCDE es precisamente la necesidad de medir el impacto de las políticas públicas, un ejercicio que Panamá debe incorporar de manera sistemática. Sin embargo, los cambios que se anticipan como positivos —en materia de transparencia, institucionalidad y gobernanza— deben evaluarse también frente a aquellos posibles efectos adversos que podrían derivarse de la adopción de compromisos y convenios internacionales.

La pregunta de fondo sigue siendo si Panamá está dispuesto a asumir el reto que este proceso implica. Ingresar a la OCDE no es una aspiración diplomática; es una transformación profunda y una tarea de todos los panameños. Supone revisar cómo planificamos, cómo gastamos, cómo regulamos y cómo rendimos cuentas. Ser parte de este grupo exige no solo cumplir estándares, sino demostrar capacidad de reforma y coherencia institucional.

La adhesión funciona, en el mejor de los casos, como un motor de reformas que promueven la eficiencia del gasto público, la competencia económica y la rendición de cuentas. Pero para que ello ocurra, el país y todos sus actores y ciudadanos, debemos tener claridad sobre su modelo de desarrollo, una visión de largo plazo y la voluntad política de sostener los cambios.

Panamá llega a esta etapa con desafíos estructurales: una deuda pública que supera el 66% del PIB, un entorno institucional débil y una confianza ciudadana en retroceso. En ese contexto, la adhesión podría convertirse en una oportunidad de revisión integral del Estado, siempre que se enfoque en elevar la calidad de las políticas públicas y fortalecer la gobernanza.

Los países miembros de la OCDE utilizan herramientas como el Análisis de Impacto Regulatorio, la evaluación ex post de políticas y el Presupuesto por Resultados. No se trata de gastar menos, sino de gastar mejor, de justificar cada decisión con evidencia y resultados.

Panamá ha avanzado en algunos frentes: salió de la Lista Gris del GAFI (2023), fue excluido de la lista europea de alto riesgo (2025) y adoptó el Instrumento Multilateral de la OCDE contra la evasión fiscal. Son pasos relevantes, pero el desafío real está en sostenerlos en el tiempo y traducirlos en instituciones más sólidas y transparentes.

Ser parte de la OCDE implica demostrar respeto al Estado de Derecho, independencia institucional y políticas públicas basadas en evidencia.  Son principios que APEDE ha defendido por más de seis décadas, porque sin instituciones fuertes, no hay desarrollo sostenible ni confianza posible.  

Por eso, el CADE 2026, nuestro evento insignia, estará dedicado a este tema. Será un espacio para analizar, debatir y proponer, junto a expertos nacionales e internacionales, cómo aprovechar este proceso de manera responsable, garantizando que cada compromiso contribuya al bienestar del país.

La OCDE no es una meta ni una garantía de éxito. Es un proceso complejo que puede exponer con mayor claridad nuestras debilidades estructurales. Si el país no fortalece su Estado de Derecho, su sistema de justicia y su institucionalidad fiscal, el proceso de adhesión podría quedarse en un ejercicio formal sin resultados tangibles. La pertenencia a organismos internacionales no sustituye la voluntad política ni la capacidad técnica de hacer reformas sostenibles.

En APEDE creemos que el verdadero desafío no está en adherirse, sino en transformar las prácticas que nos impiden crecer con equidad y transparencia. La adhesión a la OCDE debe servir para poner a prueba nuestras instituciones, medir nuestras políticas y rendir cuentas con rigor. Solo así este proceso tendrá sentido y podrá traducirse en bienestar real para la ciudadanía.

Giulia De Sanctis

Presidenta Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa

Comentarios

Entradas populares de este blog

UAF capacita a 8 mil 775 enlaces de diversos sectores económicos

Panamá mejora su posición en el índice de complejidad empresarial y se posiciona como hub regional de inversión

Sindicatos y organizaciones comunitarias de Coclé se unen en defensa del futuro del sector minero en Panamá